jueves, diciembre 29, 2005

San Serafín de Sarov

San Serafín de Sarov (Valentía, Fuego del Espiritu Santo, Amor)

Este Santo sufrio un atentado de robo mientras vivía en su ermita del bosque, san Serafín fue duramente atacado por unos ladrones.

Siendo físicamente fuerte y con un hacha en las manos, san Serafín no se defendió.

Ellos reclamaban dinero, pero él puso su hacha en la tierra, cruzó los brazos sobre su pecho y se entregó mansamente. (Verdadera Valentía) ¿Quien de ustedes es capaz, de pudiendose defender, dejar en manos del enemigo tu única arma y aun siendo mas fuerte y grande que ellos, los dejas que te hagan lo que deseen?
Verdadero coraje y fuerza de caracter.

Ellos lo empezaron a golpear en la cabeza con la madera de su propia hacha hasta que la sangre empezó a correr de su boca y oídos y cayó desmayado. Ellos continuaron golpeándolo con un tronco, lo pisaban y lo arrastraban por el suelo. Recién al creerlo muerto lo dejaron. El único tesoro que los bandidos encontraron en su celda era el icono de Nuestra Señora del Enternecimiento (Umilenie), ante el cual él siempre oraba.

Cuando estos malhechores fueron prendidos y juzgados, el santo intercedió por ellos ante el juez. Después de los golpes recibidos, san Serafín quedo encorvado para toda su vida. "Dejenlos libres, yo intercedo por ellos"... ¿tienes el suficiente valor de perdonar a quien te dejo encorbado por el resto de tu vida? ¿eres capaz por un momento de tener la fuerza de controlar tus reacciones e instintos aun en nombre de una retribución justa, por tus convicciones de hombre?

En el año 1793, san Serafín fue consagrado hieromonje (monje sacerdote) y por el transcurso de un año ofició Misa y tomó la Comunión todos los días. Luego san Serafín comenzó a alejarse a su "lejano desierto," en la profundidad del bosque, a 5 kilómetros del monasterio de Sarov. Llego ahí a un gran perfeccionamiento espiritual. Animales salvajes como osos, liebres, lobos, zorros y otros venían a la morada del ermitaño. Una monja anciana, Matrona Pleshcheev del monasterio de Diveevo, vio personalmente como san Serafín alimentaba con sus manos a un oso que se le acercó. "El rostro del starez en aquel momento era luminoso y radiante como el de un Ángel" - contaba ella.

Biografía y sermones

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